Mientras la segunda ola de COVID19 asola el mundo, ya se comienza a hablar de la tercera ola, en esta ocasión de efectos psicológicos.
Los episodios de estrés, ansiedad y depresión inundan las consultas de médicos de cabecera y de consultas de psicología. La proximidad de unas fechas tan señalas como son las navidades nos puede llevar a caer en el error de castigarnos mentalmente más de lo necesario.
Tradicionalmente las navidades son fechas en las que nos reunimos con familiares y seres queridos que durante todo el año no vemos, es época de viajes y reuniones grandes, de compartir tiempo y proximidad. Es algo que tenemos muy asimilado y venimos viviéndolo de esa manera desde hace mucho tiempo. Y este año… la frustración de ver inalcanzable algo que se desea tanto, unido a los muchos meses que llevamos de fuertes medidas de restricción, pueden jugarnos una mala pasada y hacer que nuestro ánimo se desvanezca.
¿Qué no debemos hacer?
- Victimizar. Lamentarnos de la “mala suerte” y creer que las restricciones que tenemos es algo terrible, no nos ayudará en nada.
- Aislarnos. El distanciamiento social se debe aplicar en referencia al contacto físico, no psicológico. Dejar de celebrar las navidades, aunque sea en un entorno íntimo, va a machacar aún más tu salud mental.
- Buscar culpables. Para quienes tienen personas que enferman a su alrededor, de nada sirve acusar ni buscar culpables de la situación. Eso no aliviará la situación de salud física ni mental.
En su lugar, ¿Qué podemos hacer?
- Aceptar. Este año las navidades se han presentado así, vamos a disfrutarlas de una manera diferente a como habitualmente lo hacemos. Busca el lado positivo, organizaos con las personas con las que queréis estar. Cambia las rutinas y busca soluciones creativas para poder disfrutar las navidades.
- Refuerzo social. Mucha gente saca el lado divertido y hace bromas de esta etapa que nos ha tocado vivir. Contágiate de esa diversión, tomarse las cosas con sentido del humor es algo sano emocionalmente. Ayuda a que estos momentos pasen más rápido quitándole carga emocional.
- Responsabilidad compartida. Es la alternativa a buscar culpables, asumir que todos y todas tenemos nuestra parte de responsabilidad y debemos actuar en consecuencia.¿Qué está en tu mano para que la situación mejore?
Estamos seguros que con voluntad y buena predisposición haremos de estas navidades un momento para recordar que podremos contar como anécdota, esperemos que más pronto que tarde.
Desarrollo de negocio
Néstor Cruz del Rosario