Nos despedimos de la huella dactilar en el trabajo.

El 12 mayo de 2019 entró en vigor en España la obligatoriedad de fichar en el trabajo, mediante la modificación del artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores y según lo previsto en el artículo 10 del Real Decreto-Ley 8/2019.

Esta medida obliga a las empresas a guardar los registros al menos durante 4 años. Esta información puede ser solicitadas por diferentes partes:

  • Empleados
  • Sindicatos
  • Inspectores en caso de inspección laboral

De esta manera se generalizó en España la moda del fichaje por huella dactilar, que ha sido una herramienta común en la gestión de recursos humanos, pero como cualquier tecnología, presenta tanto ventajas como inconvenientes en el entorno laboral moderno.

Ventajas:

  • Eficiencia y Precisión: El sistema de fichaje por huella dactilar ofrece una forma rápida y precisa de registrar la asistencia de los empleados. La eliminación de procesos manuales reduce errores y optimiza la gestión del tiempo.
  • Seguridad Biométrica: La huella dactilar proporciona un nivel adicional de seguridad en comparación con métodos tradicionales de registro. Cada huella es única, lo que reduce significativamente el riesgo de suplantación de identidad.
  • Ahorro de Tiempo: La velocidad con la que se puede registrar la asistencia mediante huella dactilar ahorra tiempo tanto para los empleados como para el departamento de recursos humanos, permitiendo una mayor concentración en tareas estratégicas.

Inconvenientes:

  • Preocupaciones de privacidad: La recopilación de datos biométricos, como las huellas dactilares, suscita preocupaciones de privacidad entre los empleados. Existen temores sobre la seguridad y el uso indebido de esta información sensible.
  • Costos de implementación: La instalación de sistemas de huellas dactilares puede implicar inversiones significativas en infraestructura y tecnología. Además, se necesitan medidas de seguridad adicionales para proteger los datos almacenados.
  • Rechazo de algunos empleados: Algunos empleados pueden sentir incomodidad o desconfianza respecto al uso de la huella dactilar en el entorno laboral, lo que podría afectar la moral y el compromiso.

En la era digital, donde la privacidad y la eficiencia son prioritarias, el fichaje por huella dactilar es una herramienta poderosa, pero su implementación debe ir de la mano con medidas rigurosas para abordar las preocupaciones de privacidad y garantizar una transición sin fricciones para todos los miembros del equipo.

En un giro sorprendente, el Comité Europeo de Protección de Datos (CEPD) ha marcado el fin de una era al prohibir el uso de la huella dactilar como método para registrar la jornada laboral en las empresas. Este cambio significativo no solo impacta directamente en los sistemas de control biométrico, sino que también redefine las normativas que rigen la presencia en el entorno laboral.

La nueva directriz establece que los datos biométricos, incluyendo la huella dactilar y el reconocimiento facial, se consideran una categoría especial y, por lo tanto, su empleo para el fichaje en el trabajo queda vedado en términos generales. Solo se permitirá en situaciones específicas contempladas en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), marcando así un hito en la protección de la privacidad en el ámbito laboral.

 

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), en respuesta a esta directriz, ha ajustado sus directrices para alinearse con la normativa europea. Este cambio implica que cualquier empresa que persista en utilizar sistemas biométricos, como el escaneo de huella dactilar, para el registro de jornada podría enfrentarse a sanciones, independientemente de la legalidad en su instalación inicial.

En este nuevo panorama, se insta a las empresas a explorar métodos alternativos para el control de acceso que no involucren datos biométricos. Estas nuevas pautas, establecidas por la Unión Europea, reflejan un compromiso firme con la protección de la privacidad y los derechos individuales en el entorno laboral. La adaptación a estas normativas no solo es una necesidad legal, sino también una oportunidad para abrazar enfoques innovadores y tecnológicos que preserven la integridad y la privacidad de los empleados.

En conclusión, el paisaje del control de presencia en el trabajo está experimentando una transformación radical en Europa. La despedida a la huella dactilar como método de registro de jornada laboral marca el comienzo de una nueva era, donde la protección de datos y la privacidad se sitúan en el centro de las preocupaciones laborales.

¿Cómo se adaptarán las empresas a este cambio? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: la privacidad está destinada a ser la nueva norma en la gestión laboral europea.

Néstor Cruz del Rosario

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